miércoles, 6 de octubre de 2010

Día 1

Hoy ha tocado papeleo y primera toma de contacto. En el papeleo me he encontrado por primera vez en la situación de tener que explicarle a alguien que no tiene ni idea de español ni de inglés ciertas cosas. El resultado ha sido satisfactorio.
Todavía no me han aclarado el contenido de mis prácticas. Mi jefa me ha dado la bienvenida medio echándome la bronca. Resulta que estaba mosqueada por uno que había venido a verla antes. No se lo tendré en cuenta. Una hora antes había estado en ese despacho, sin mi jefa mediante, con otro de Cádiz y dos rusas que ni idea de español. Té y dulces. Tela de dulces. Ha sido muy acogedor.
Mi primera visita a una iglesia rusa ha sido una experiencia sobrecogedora. La palabra es inmensidad. Y algo hortera. Tanto dorado, me recuerda a los canis.
Pese a lo que pueda parecer, los rusos son muy amables con los extranjeros. No están nada acostumbrados, ni siquiera en Moscú, a que vengan gente desde tan lejos, y aunque no te entiendan ni una sola palabra, no se les va la sonrisa de la cara y las buenas maneras. Es, sinceramente, agradable.
Increíblemente, tengo la sensación de que Moscú es una ciudad bastante segura.

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